Nunca pensé que algo, que para otros es un verano más, lejos de la rutina diaria en una oficina, podría convertirse para mi en una experiencia inolvidable, llena de momentos emocionantes y de recuerdos especiales.
Ya en los días previos se mascaba la impaciencia ante la llegada de los chicos, preparativos, detalles, todo debía estar listo.
Y llegó el día. Todos los chicos y chicas miraban a su alrededor, buscando la piscina unos y el campo de futbol otros, la diversión de respiraba desde el primer momento.
Tan pronto como dejaron sus bolsas los llevamos a la piscina y empezaron los juegos en el agua. después un poco de merienda e hidratarse para volver a hacer más ejercicio jugando al voleybol hasta la hora de comer.
Tras una siesta montamos unos talleres donde dimos rienda suelta a la imaginación dibujando y modelando figuras.
 
											
				